sábado, marzo 05, 2005

El español en España

En el periódico ABC del 4 de marzo de 2005 Francisco Rodríguez Adrados publica el siguiente artículo con el que, como bilbaina, me identifico totalmente:

"La visita a la Real Academia Española del presidente del Gobierno señor Rodríguez Zapatero ha sido no sólo un acto de cortesía sino, sobre todo, una muestra de interés activo por lo que se refiere a la lengua española: la suya, la nuestra, la de todos.
Su iniciativa a favor del Diccionario Histórico también es importante. Una serie de circunstancias ha hecho que el magno proyecto iniciado por don Rafael Lapesa y continuado por don Manuel Seco esté en este momento paralizado. La situación de la lexicografía española es hoy, la verdad, digna de atención y ayuda. Se han hecho y se hacen con ella cosas, importantes, pero no poseemos, hoy en día, ningún Diccionario que pueda competir en extensión y modernidad con los de otras lenguas europeas. Y fuimos los primeros que, con Nebrija, comenzarnos a hacer diccionarios.
Pero no voy a escribir hoy de esto, sino de la paradójica situación de la lengua española, cada vez más difundida y apreciada en todo el mundo, cada vez más acosada en España por la legislación de las Autonomías que sabemos. He escrito mil veces aquí sobre esto y me han hecho el silencio más rotundo.
Ahora leemos, menos mal, sobre los profesores perseguidos por no saber vascuence y encerrados como protesta en un instituto de Bilbao. Alguien toma por fin una decisión. Hay que felicitarles...

Para seguir leyendo el artículo, pulsad más abajo sobre el símbolo #

El tema es este. Según la Constitución Española, art. 1, todos los españoles tienen el derecho a usar la lengua española, que llama castellana: también los profesores en el ejercicio da sus funciones, entiendo. Y todos los españoles tienen el deber de conocerla. Los alumnos también.
Es, pues, normal que esos profesores, y los demás, impartan la clase en español. No hay justificación alguna para que el que habla español a españoles tenga qua olvidarlo provisionalmente y hablar, sin duda mal, en vascoo catalán o gallego, La legislación autonómica en ese sentldo es anticonstitucional: debería ser abrogada como papel mojado. La imposición forzada del vasco, el catalán y el gallego a muchos españoles se está convirtiendo en una tortura para nuestros connacionales, además de ser un factor de atraso y una burla para toda la nación española.
Entiéndase, las lenguas vernáculas de quehablamos son hermosas y respetables. Son una riqueza adiclonal. Pero el español es no sólo la lengua oficial de España, es también la lengua común, la que sirve para el entendimiento entre todos. La única obligatoria, la única absolutamente necesaria.
Hay muchas bellezas en el mundo, pero no todos pueden dormir con la dorada Afrodita, decía un poeta griego. Muchos españoles pueden pensar que con el español les basta, que no tienen por qué ocupar su tiempo y su espacio mental en otras lenguas. Igual que el profesor francés enseña en francés, el italiano en italiano. Lo que no quita para que haya, en esa naciones, otras lenguas respetables. Sólo que nadie intenta imponerlas mediante la violencia legislativa de órganos inferiores al Estado.
Los que han propugnado esa demencial legislación (y quieren llevarla más lejos, imponiendo, por ejemplo, en Cataluña la obligación de saber catalán) lo que hacen es crear a todos un problema. Poner a sus territorios caparazones aislantes, con daño común. Lo escribí aquí no hace tanto: las lenguas son un pretexto para dramatizar las pretensiones nacionalistas y crear tinglados favorables. Poniendo incómodos a todos con lenguas que muchos ignoran o conocen mal. !Habiendo una que conocen todos! No nos compliquemos la vida en forma tan miserable.
La cosa ha ido demasiado lejos y va a más. Porque si uno va a Bilbao o San Sebastián o a Barcelona o Valencia, se slente allí tan cómodo como en cualquier lugar de España. Pero si va a los puntos sensibles -instituciones y demás — se siente acosado por la imposición de las lenguas vernáculas. Muy respetables y hermosas, sí. Pero fuera de lugar cuando impicien la normal comunicación. Que es para lo que se inventaron las lenguas. Sobre todo, las lenguas comunes como el español.
Sí, ya sé que esas lenguas son «cooficiales», ; pero, nadie ha dicho qué signiflca «cooficial»: ¿por qué no se aclaró desde el principio? En la práctica es una patente de arbitrariedad, todo vale: Incluso abolir, en la práctica, el artículo L Poner un portazgo si se quiere enseñar inglés o música o cualquler cosa. O enterarse de algo en un hospital. Créanme, hay soluciones. Pero se han evitado; adrede.
Pero no hemos llegado a lo peor. Ahora las lenguas que son cooflciales (signifique lo que signlfique) en sus respectivos territorios pretenden serlo también, y a veces lo consiguen, en toda España, así en las Cortes, y en la Unión Europea. ¡Pero ahí no hay ni cooficialidad! Aparte de que el español es de todos los españoles, la mitad de la literatura española está escrita por vascos o catalanes o gallegos (y asturianos y andaluces...y todos).
Los promotores de esa necia política ponen al español (y a España) en pésima situación, si no en ridículo, en Europa. Con ese vergonzoso desmigajamiento no vanos a ninguna parte. Habría que cortarlo de una vez. He tenido muchos problemas con él en los Premios del Ministerio de Cultura (de traducclón y teatro concretamente). Me negué a entrar en esos jurados en que al español lo ponen en situación de inferioridad. Pero dejo este tema para otro día.
Este acoso al español, de varias maneras y en varios terrenos, es denigrante. Y tengo el máximo respeto para esas lenguas. Pero está el interés de toda España: entenderse y vivir en paz con el instrumental que para ello ha forjado la historia. Cada campo es un campo. Y está la Constitución. Más que reformarla habría que hacer, antes, que fuera respetada. En el terreno de la lengua la verdad es que ha sido burlada desde el primer momento.
Es un terrible acoso el que sufre nuestra lengua española. Muchos premios, muchos homenajes, muchos Congresos, mucho Cervantes. Y, en la práctica, nada. Tan sólo sus hablantes la apoyan. Pienso, de todos modos, cuando quiero ser optimista (y no es fácil hoy) que las circunstancias coyunturales, artificiosas de pura política, que operan contra el español, no prevalecerán.
Su fuerza es grande. El presidente del G bierno estaba en esto de acuerdo conmigo, en la reunión de la Academia. Pero es a largo plazo. De momento sus hablantes sufren, no comprenden que se cierren los ojos, que se los abandone como a mera calderilla. Está bien la ciencia lexicográfica del español, yo he luchado mucho por ella. Pero no es suficiente, se imponen acciones inmediatas.
Según estamos y leemos cada día en los periódicos, perdemos todos y nadie gana nada. El español es lo que nos queda para comunicarnos con el mundo. Y para que el mundo se comunique con nosotros. Si tenemos problemas con el español, que los tenemos, ¿cuáles no serán si lo sustituimos por un ramillete de lenguas? ¿Qué idea sacaría de nosotros, me pregunto, un profesor holandés, amigo mío, que fue a dar una conferencia en español y le salió alguien recriminándole porque no lo cabía en valenciano?
Otras veces la cosa raya en el ridículo: Facultades universitarias españolas donde todos hablan español pero donde toda la documentación oficial, todos los letreros, están en la lengua vernácula. Pura ficción, puro travestismo. Su honor está, a lo mejor, en una sola letra.
Un buen motivo de reflexión para nuestro Gobierno es el que pongo aquí sobre la mesa. Los profesores de Bilbao, una ciudad española y liberal, patria de escritores en español, nos ha dado una lección. Sólo pido que esa lección –y otra que sin duda seguirán- sea escuchada".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre los profesores encerrados en un instituto de Bilbao podéis leer un artículo en:
http://victorbl.blogspot.com/2005/02/la-ertzaintza-trata-como-presos-los.html

Anónimo dijo...

Lucha de clases en el País Vasco
MARTA FERNÁNDEZ VALLEJO
BILBAO. ABC, 5 de marzo de 2005.

Mantienen un encierro en el instituto Bertendona de Bilbao en defensa de sus puestos de trabajo. Son sesenta docentes de los 157 a los que un decreto del Gobierno apoyado por los sindicatos ELA, LAB y STEE-EILAS les hará perder la estabiliad el próximo curso por no haber aprobado el perfil de euskera. Creen que los diez, quince y hasta más de veinte años que han sido «útiles» al sistema educativo vasco les otorga el derecho a que no les dejen fuera de él. El Gobierno vasco dice que cumple con un acuerdo sindical, recalca que «no son funcionarios» y que «han tenido y tienen posibilidades de euskaldunizarse» y recuperar sus puestos.
Julio Zamora: «Echan por tierra toda mi labor»
Profesor de niños ciegos. 47 años
Julio ha invertido muchos años en prepararse para su especialidad: ayudar a niños invidentes a integrarse en colegios ordinarios. Trabaja desde hace 16 años en el Centro de Recursos para Invidentes de Atxuri, en Bilbao. dice orgulloso. «Me encanta mi trabajo, mi mundo es el de los ciegos, y este curso que estoy liberado para estudiar euskera los echo de menos. Estar con estos chicos es terriblemente enriquecedor», dice. Sin embargo, este maestro no tiene el perfil de euskera que le exige Educación, y está con un pie fuera del sistema. «Se tarda años en prepararte para este trabajo. No entiendo que tiren este bagaje por tierra, toda esta labor de artesanía porque un burócrata de la Consejería firme un decreto». Julio cree que el euskera no es un problema. «Llevo desde 1974 estudiando y me defiendo perfectamente con chavales euskaldunes».
Erla María Bombín:«¿Debo ir al exilio por segunda vez?»
Profesora de Química. 52 años
Nació en Montevideo, donde su padre se había exiliado tras la Guerra Civil. «Mi padre siempre tuvo la ilusión de volver al País Vasco. Nos describía una tierra hermosa». Regresó en 1987. «Da pena ver cómo está: es un país dividido», se lamenta. «Dejé mi trabajo, sabía que en lugar de ir para arriba profesionalmente iba para abajo, lo que no pensaba es que iba a caer tanto. En este sistema educativo, soy el último mono». explica. Ahora está liberada para estudiar euskera. «Yo hablo tres idiomas, pero sé que, a mis años, no voy a sacar el perfil. Cualquier neurólogo podría avalar que con 50 años no podemos llegar a dominar un idioma para dar clases. Necesitamos más que dos años». Su padre tiene ahora 90 años y Erla se pregunta si, cuando ella se quede sin trabajo, «¿me tendré que ir de Euskadi y exiliarlo por segunda vez?». «Volvimos por él y se echa la culpa de cómo estoy. Pero esta vez nos tendrán que sacar por la fuerza. Es mi última batalla».
Idoia Castillo:«Era imposible: trabajo, familia y euskera»
Profesora de Música. 46 años
«A varias generaciones el euskera nos ha pillado en medio. Nuestros padres no nos podían dar una enseñanza en euskera y ahora nos lo exigen para trabajar». Idoia Castillo entró en 1987 como sustituta en el entonces Conservatorio Superior de Música de Bilbao. Le duele que les hayan llegado a llamar «vagos» a «personas que hemos hecho dos carreras y llevamos años trabajando con ilusión». Los estudios superiores de Música se trasladaron a San Sebastián y se imparten ahora en una fundación privada. «Mi asignatura se da allí. Y lo más triste es que ese centro privado, subvencionado por el Gobierno vasco, no exige euskera a los profesores. La mayoría son extranjeros», se queja. Idoia lamenta que entre el colectivo de docentes que se han quedado en la cuneta en el proceso de euskaldunización hay un gran número de mujeres con obligaciones familiares. «Con tres hijos, y un trabajo, debía sacar tiempo para estudiar euskera porque pedí durante diez años que me liberaran y no lo logré. ¿Dónde está esa conciliación entre trabajo y vida familiar?».
Pablo García de Vicuña: «Vamos a lograrlo porque es justo»
Profesor de Historia. 46 años
Este licenciado en Historia había publicado un libro en el que recogía años de investigación sobre el País Vasco. Pensaba que le contaría como mérito. «Me dijeron que esos trabajos de investigación no me valían ni medio punto. A ti sólo te cuenta la titulación lingüística, me aclararon. Aquel día me di cuenta de qué iba esta historia», recuerda. Durante años se dedicó a elaborar material didáctico sobre la historia de Euskadi porque había «muy poco». A su vocación de profesor-investigador se le cruzó en el camino el euskera. «Dos años de aprendizaje de un idioma no te capacitan para impartir clases. Jamás seré capaz de transmitir los conocimientos a los alumnos con la misma calidad que lo hago en castellano». Lamenta que parte del colectivo de docentes les mire «mal» porque se han atrevido a «sacar los pies del tiesto» y cree que la Administración quiere hacer «una maniobra ejemplarizante» con ellos.
Begoña Endemaño: «Doy las clases de inglés en inglés»
Profesora de Inglés. 51 años
En 23 años Begoña ha recorrido 23 escuelas e institutos del País Vasco. «He hecho un trabajo útil y con ilusión». Recuerda que hace años en euskera «había muy poco material para trabajar». «Sin embargo yo contaba con muchos recursos para impartir inglés. Se lo pasaba a mis compañeros para que crearan los mismos materiales en euskera. He trabajado mucho y con entusiasmo», recalca. No comprende por qué necesita aprobar el perfil lingüístico 2 cuando sus clases las imparte en inglés. Aprobar euskera lo ve una misión imposible. Lleva dos cursos liberada sin conseguirlo.
«Estudiar euskera ha sido una tortura. Soy ama de casa y tengo hijos. Ahora entiendo a mis alumnos fracasados, a esos que adoptan una actitud pasota en el aula. Me siento como ellos, desbordada», reconoce. «Sí me imaginaba que iba a acabar de cuidadora en un comedor o en un centro para adultos pero en la calle, sinceramente, no».
Teresa Nuñecas:«Hemos estado machacados»
Maestra de Primaria. 49 años
Estudió para impartir «Sociales» en la escuela y acabó enseñando castellano a inmigrantes africanos. Firmaría ahora mismo para que le destinaran hasta su jubilación a uno de los muchos centros de enseñanza permanente de adultos por los que ha pasado durante todo este tiempo, «tanto en horario de día como de noche», y en los que ha trabajado «muy a gusto» con inmigrantes. También le hubiese gustado quedarse para siempre en su último puesto de cuidadora en el comedor del colegio de San Francisco en Bilbao. Pero hay muchos candidatos para pocos huecos de castellano. Se queja de que la condición de maestro sin perfil convierte a un docente en un «todoterreno». Ha dado desde Matemáticas hasta Educación Física. «Y vas donde te mandan. Si te dicen a Ermua a Ermua, a Durango, pues a Durango. Me he recorrido todos los centros de Vizcaya. Hemos estado muy machacados. Trabajar para la Administración pública no es como para una empresa privada, en la que después de tres años o te quedas o te vas». Después de 17 años en la enseñanza, le han liberado este curso para estudiar euskera, aunque la oportunidad le llega un poco tarde.