miércoles, noviembre 20, 2013

España en el sueño

Quiero compartir con todos vosotros un precioso cuento de Dimitris Angelis, (escritor y director de la revista literaria ΦΡΕΑΡ) uno de los relatos que incluye en su libro "Último verano" -traducido por nuestra compañera en Atenas Virginia López Recio-, que me ha encantado y es muy emotivo:
Si siempre son interesantes las reflexiones y los recuerdos de nuestros colegas, en este caso nos hace pensar en los alumnos como seres humanos únicos e irrepetibles a quienes, a menudo, transmitimos algo más que conocimientos lingüísticos porque los profes también somos personas y tenemos nuestro corazoncito..
 
Si lo leéis y os gusta, no olvidéis hacer un "I like" en su página de Facebook!!!
Foto: Un cuento bastante antiguo, pero la historia, basada en hechos reales, me conmueve siempre. Traducido por Virginia López Recio, de mi libro "Último verano" (2001). ESPAÑA EN EL SUEÑO <p> <p>Había agotado todo intento posible por llegar a tiempo, pero había fracasado. Entré con demora en la sala y con dificultad pude encontrar un asiento en la última fila. De todas formas, había tenido suerte, muchos permanecieron todo el acto de pie, el lugar estaba repleto. Mientras seguía al conferenciante que analizaba la poesía de Lorca, empecé a quitarme la chaqueta lo más discretamente posible para no molestar a los de mi alrededor y entonces fue cuando me fijé en la mujer que estaba sentada a mi lado: de unos cincuenta años, pelo teñido de rojo, seguía con la misma gran atención que yo la conferencia y, de vez en cuando, movía la cabeza afirmativamente como señal irrefutable de que estaba de acuerdo; sin embargo, en otros momentos en los que claramente no estaba de acuerdo con la interpretación que daban de los versos, se ponía de mal humor y empezaba inmediatamente a mover con nerviosismo el pie. En uno de esos momentos llenos de tensión, se volvió indignada hacia mi lado e hizo un comentario casi a voces: “¿Pero será posible que no se entere?”. Hice un movimiento de indiferencia con las manos, como si le respondiera ”¡y qué le vamos a hacer!”, y desde aquel justo instante no dejó de hacerme comentarios sobre lo que se decía, tanto positivos como negativos. Demostró finalmente ser admiradora de Lorca; como ratificación, abrió delante de mí un libro que sostenía en sus manos con devoción –creo que era el “Romancero gitano”-, y me mostró cuidadosamente una hoja de laurel que había entre sus páginas. “Me lo ha traído un amigo”, explicó, “proviene del mismo jardín de Lorca”. Tenían sus palabras una emoción y una inocencia que me gustaron, tanta que en un principio me habían resultado molestas por sus prolongadas intervenciones. A ella ya, de todos modos, parece que yo le había caído bien desde aquella primera y amistosa señal, pero cuando además se enteró de que impartía clases de español, ya no pudo ocultar su entusiasmo. Quería que le enseñara como fuera. Si era posible, que empezáramos ya a partir de la semana siguiente. Realmente, no se podía contener; su mayor sueño, me dijo, era viajar a España. Después de la conferencia, nos quedamos charlando bastante tiempo en la acera, justo fuera de la sala de la asociación. Le contesté imperiosamente a cien mil dudas relacionadas con el manual de aprendizaje, con el tiempo que necesitaría para aprender suficientes palabras como para poder hablar español con comodidad, sobre las dificultades de la lengua. Me presionó mucho para que le impartiera las clases y al final quedamos en encontrarnos a la mañana siguiente. Complacida pues por nuestro acuerdo, en cuanto me escribió en un trozo de papel sucio su dirección y su número de teléfono, se despidió y desapareció de prisa en la oscuridad. Cogí también yo poco a poco el camino a casa con sentimientos contradictorios: por un lado, me había parecido agobiante por su insistencia en las clases; por otro, era sin duda una mujer educada y por eso no se la podía considerar de ninguna de las maneras desagradable. Pero tenía tanta prisa... A la mañana siguiente, me recibió alegremente en su piso, me hizo sentarme delante de la mesa de la cocina, donde tenía ya puestas dos tazas de café y un plato lleno de pastas, y empezamos inmediatamente la clase. Sin embargo, no había tenido aún tiempo de explicar la pronunciación del abecedario ni los artículos, cuando bruscamente me interrumpió de la manera ya conocida: “No, no me interesa eso”, me dijo, “lo que quiero es que cuando vaya en verano a España pueda comunicarme con las personas”. Intenté desesperadamente explicarle que aun así, un conocimiento básico de la gramática y de la sintaxis era del todo necesario, pero ella no atendía a razones. “Supongamos, por ejemplo, que llego a Barcelona”, me volvió a interrumpir con ímpetu y sin dar especial atención a mis argumentos, “bajo del avión y quiero dar con mis maletas. ¿Qué tengo que decirle al encargado?”. Era tal su insistencia que no podía sino ceder. Se lo expliqué. “Y después”, siguió impetuosamente, “entro en el taxi. ¿Cómo pedirle al conductor que me lleve al hotel?”. Le dije también esto. “Y luego”, prosiguió, “¿cómo pedir una habitación individual con vistas a la calle y desayuno?”. Todo el tiempo restante lo pasamos así, ella preguntaba cómo debía comportarse en la calle, en las tiendas, en los restaurantes y en los autobuses, y yo estoicamente respondía. Al menos, estaba contenta. Las clases siguieron finalmente de la misma manera: dime cómo es el verano, decía, dime cómo estamos en la playa, dímelo como si nos encontráramos sobre la escena e hiciéramos teatro. No tuvo jamás la paciencia de dedicarle más de cinco minutos a los casos y los géneros de los sustantivos o a las conjugaciones de los verbos. Muy frecuentemente poníamos una cinta de flamenco, abríamos el mapa y recorríamos con el dedo sus indefendibles extensiones, planeando excursiones de numerosos días a nombres conocidos y desconocidos: Ávila, La Coruña, Mallorca, Vizcaya. Le hablaba de las noches embriagadoras de Castilla, de la nobleza de Barcelona, de los museos singulares de Madrid y las espadas de Toledo, de los jardines secretos de Granada y el monasterio de El Escorial. Durante horas interminables recogimos botines, pequeños anticipos de nuestra futura visita. Ella, al mismo tiempo, callaba de manera extraña, como si hubiera rozado por fin el sueño, como si viera vivo ante ella el pedazo tan deseado de mundo que era la Ibérica e intentara vivirlo de manera intensa, sorberlo deprisa y, al mismo tiempo, sin hartarse, como un momento erótico que dura lo que el arrastre del índice sobre las ciudades y los pueblos –un escalofrío fugaz-. ¿Pero sentían al mismo tiempo los habitantes de aquellos lugares que pasábamos por encima de ellos? ¿Entendían la fiebre oculta que nos quemaba, nuestra insaciable alegría por huir? ¿O quizás, al final, nuestro paso era imperceptible y todo permanecía inalterado como al principio? Realmente, no lo sabíamos Dábamos clase tres veces por semana, eran dos horas fáciles para mí, no me era necesaria una preparación especial antes, disfrutaba igualmente cada vez este peculiar viaje que hacíamos juntos a España. Y a ella le gustaba, aunque muchas veces advertí que una preocupación ensombrecía su cara, como si desde dentro le comiera una llama. Tenía algunas veces algo herido en la mirada, algo vencido con pequeñas llamas rojas que brotaban a todo alrededor, algo inconsolable e inabordable que en absoluto entendía. Después de cierto tiempo, noté que olvidaba palabras y frases que normalmente, después de tantos repasos, debía recordar; por eso, empezábamos necesariamente otra vez desde el principio: “Supongamos que bajo del avión...”. Por una conversación casual, una noche en una reunión de amigos escuché que tenía un tumor en la cabeza. Su situación empeoraba por momentos, llegamos a mayo y ya con dificultad seguía las clases. Había adelgazado, sus ojos estaban lentos y tristes, la alegría que mostraba antes se había perdido por completo; no se parecía en nada a la persona que había conocido hacía siete meses. El corazón se me desgarraba al verla, pero no le preguntaba, seguía con normalidad las clases como si no ocurriera nada. Tampoco ella me daba explicaciones. Sin embargo, un día hacia finales de mes, que me había vuelto a inclinar sobre el mapa y le describía con entusiasmo, por milésima vez, una excursión a la Alhambra, al levantar la cabeza, vi que me miraba con sus ojos grandes, soñadores, abiertos de par en par, una imagen de desesperación. Sin quererlo, dejé de golpe de hablar y me quedé también yo mirándola. Nos quedamos en silencio. “Al final, quizás no vaya a España”, me dijo después de un rato, como si quisiera por fin explicarme, suplicarme “no sigas, hablas en vano, no hay razón para seguir”. No sabía tampoco yo qué contestar, no había manera de consolarla. Además, no lloraba, no me hablaba sino de los hechos, sólo corroboraba algo que sabía con total seguridad hacía mucho tiempo. Su dolor era más profundo. Me volví y le dije lo primero que pensé en aquel momento, la verdad. “Sabe, tampoco yo he ido todavía a España”, le comuniqué. No dijo nada, pero vi en su cara que se había sorprendido, que no me creía. Sin embargo, me pareció que se sobrepuso un poco cuando finalmente le expliqué que todo cuanto le había contado hasta entonces lo había sacado de los libros, que no lo había vivido, sino que junto a ella lo había estado imaginando durante aquellos meses en nuestros habituales viajes. De nuevo expectante, se quedó observándome con sus ojos enormes, “gracias”, dijo al final, “¿por qué darme las gracias?” No teníamos nada más que decirnos, me fui poco después. No dimos más clases. A la semana siguiente, yendo una tarde a visitarla, encontré pegado en la puerta de fuera el cartel de su funeral. Me quedé parado durante un rato allí en la acera, leyendo una y otra vez su nombre impreso: bajo aquellas letras había ahora dos ojos desconsolados, muchas nubes, huesos y silencio. Miré a lo alto, hacia su casa callada, después a los viandantes que pasaban aprisa, ¿quién podría dar testimonio de esta tierna y, tiempo atrás, tan impetuosa existencia? ¿Cómo podría convencer a alguien de que ella y yo quisimos a su España? Miraba hacia arriba, eso ayudaba. Cerré los ojos y la muerta estaba en su cama, como vela cándida; el jardín a la luz de la luna y España, tan deseada como siempre, en su mapa. Aunque más lejana ahora... Dos días después de su funeral, entré en una agencia de viajes y sin pensármelo mucho saqué un billete de avión para Madrid. Y, de verdad, aún no he entendido si tomé esta decisión por un favor a ella, por mantener una promesa que inconscientemente había hecho en su memoria, o porque, en el fondo, tenía miedo de al final no llegar tampoco yo a tiempo.
España en el sueño
Había agotado todo intento posible por llegar a tiempo, pero había fracasado. Entré con demora en la sala y con dificultad pude encontrar un asiento en la última fila. De todas formas, había tenido suerte, muchos permanecieron todo el acto de pie, el lugar estaba repleto.

Mientras seguía al conferenciante que analizaba la poesía de Lorca, empecé a quitarme la chaqueta lo más discretamente posible para no molestar a los de mi alrededor y entonces fue cuando me fijé en la mujer que estaba sentada a mi lado: de unos cincuenta años, pelo teñido de rojo, seguía con la misma gran atención que yo la conferencia y, de vez en cuando, movía la cabeza afirmativamente como señal irrefutable de que estaba de acuerdo; sin embargo, en otros momentos en los que claramente no estaba de acuerdo con la interpretación que daban de los versos, se ponía de mal humor y empezaba inmediatamente a mover con nerviosismo el pie. En uno de esos momentos llenos de tensión, se volvió indignada hacia mi lado e hizo un comentario casi a voces:
“¿Pero será posible que no se entere?”. Hice un movimiento de indiferencia con las manos, como si le respondiera ”¡y qué le vamos a hacer!”, y desde aquel justo instante no dejó de hacerme comentarios sobre lo que se decía, tanto positivos como negativos. Demostró finalmente ser admiradora de Lorca; como ratificación, abrió delante de mí un libro que sostenía en sus manos con devoción –creo que era el “Romancero gitano”-, y me mostró cuidadosamente una hoja de laurel que había entre sus páginas. “Me lo ha traído un amigo”, explicó, “proviene del mismo jardín de Lorca”. Tenían sus palabras una emoción y una inocencia que me gustaron, tanta que en un principio me habían resultado molestas por sus prolongadas intervenciones. A ella ya, de todos modos, parece que yo le había caído bien desde aquella primera y amistosa señal, pero cuando además se enteró de que impartía clases de español, ya no pudo ocultar su entusiasmo. Quería que le enseñara como fuera. Si era posible, que empezáramos ya a partir de la semana siguiente. Realmente, no se podía contener; su mayor sueño, me dijo, era viajar a España.

Después de la conferencia, nos quedamos charlando bastante tiempo en la acera, justo fuera de la sala de la asociación. Le contesté imperiosamente a cien mil dudas relacionadas con el manual de aprendizaje, con el tiempo que necesitaría para aprender suficientes palabras como para poder hablar español con comodidad, sobre las dificultades de la lengua. Me presionó mucho para que le impartiera las clases y al final quedamos en encontrarnos a la mañana siguiente. Complacida pues por nuestro acuerdo, en cuanto me escribió en un trozo de papel sucio su dirección y su número de teléfono, se despidió y desapareció de prisa en la oscuridad. Cogí también yo poco a poco el camino a casa con sentimientos contradictorios: por un lado, me había parecido agobiante por su insistencia en las clases; por otro, era sin duda una mujer educada y por eso no se la podía considerar de ninguna de las maneras desagradable. Pero tenía tanta prisa...

A la mañana siguiente, me recibió alegremente en su piso, me hizo sentarme delante de la mesa de la cocina, donde tenía ya puestas dos tazas de café y un plato lleno de pastas, y empezamos inmediatamente la clase. Sin embargo, no había tenido aún tiempo de explicar la pronunciación del abecedario ni los artículos, cuando bruscamente me interrumpió de la manera ya conocida:
“No, no me interesa eso”, me dijo, “lo que quiero es que cuando vaya en verano a España pueda comunicarme con las personas”. Intenté desesperadamente explicarle que aun así, un conocimiento básico de la gramática y de la sintaxis era del todo necesario, pero ella no atendía a razones.

“Supongamos, por ejemplo, que llego a Barcelona”, me volvió a interrumpir con ímpetu y sin dar especial atención a mis argumentos, “bajo del avión y quiero dar con mis maletas. ¿Qué tengo que decirle al encargado?”. Era tal su insistencia que no podía sino ceder. Se lo expliqué.

“Y después”, siguió impetuosamente, “entro en el taxi. ¿Cómo pedirle al conductor que me lleve al hotel?”. Le dije también esto. “Y luego”, prosiguió, “¿cómo pedir una habitación individual con vistas a la calle y desayuno?”. Todo el tiempo restante lo pasamos así, ella preguntaba cómo debía comportarse en la calle, en las tiendas, en los restaurantes y en los autobuses, y yo estoicamente respondía. Al menos, estaba contenta.

Las clases siguieron finalmente de la misma manera: dime cómo es el verano, decía, dime cómo estamos en la playa, dímelo como si nos encontráramos sobre la escena e hiciéramos teatro. No tuvo jamás la paciencia de dedicarle más de cinco minutos a los casos y los géneros de los sustantivos o a las conjugaciones de los verbos. Muy frecuentemente poníamos una cinta de flamenco, abríamos el mapa y recorríamos con el dedo sus indefendibles extensiones, planeando excursiones de numerosos días a nombres conocidos y desconocidos: Ávila, La Coruña, Mallorca, Vizcaya. Le hablaba de las noches embriagadoras de Castilla, de la nobleza de Barcelona, de los museos singulares de Madrid y las espadas de Toledo, de los jardines secretos de Granada y el monasterio de El Escorial. Durante horas interminables recogimos botines, pequeños anticipos de nuestra futura visita. Ella, al mismo tiempo, callaba de manera extraña, como si hubiera rozado por fin el sueño, como si viera vivo ante ella el pedazo tan deseado de mundo que era la Ibérica e intentara vivirlo de manera intensa, sorberlo deprisa y, al mismo tiempo, sin hartarse, como un momento erótico que dura lo que el arrastre del índice sobre las ciudades y los pueblos –un escalofrío fugaz-. ¿Pero sentían al mismo tiempo los habitantes de aquellos lugares que pasábamos por encima de ellos? ¿Entendían la fiebre oculta que nos quemaba, nuestra insaciable alegría por huir? ¿O quizás, al final, nuestro paso era imperceptible y todo permanecía inalterado como al principio? Realmente, no lo sabíamos 

Dábamos clase tres veces por semana, eran dos horas fáciles para mí, no me era necesaria una preparación especial antes, disfrutaba igualmente cada vez este peculiar viaje que hacíamos juntos a España. Y a ella le gustaba, aunque muchas veces advertí que una preocupación ensombrecía su cara, como si desde dentro le comiera una llama. Tenía algunas veces algo herido en la mirada, algo vencido con pequeñas llamas rojas que brotaban a todo alrededor, algo inconsolable e inabordable que en absoluto entendía. Después de cierto tiempo, noté que olvidaba palabras y frases que normalmente, después de tantos repasos, debía recordar; por eso, empezábamos necesariamente otra vez desde el principio: “Supongamos que bajo del avión...”.
Por una conversación casual, una noche en una reunión de amigos escuché que tenía un tumor en la cabeza.
Su situación empeoraba por momentos, llegamos a mayo y ya con dificultad seguía las clases. Había adelgazado, sus ojos estaban lentos y tristes, la alegría que mostraba antes se había perdido por completo; no se parecía en nada a la persona que había conocido hacía siete meses. El corazón se me desgarraba al verla, pero no le preguntaba, seguía con normalidad las clases como si no ocurriera nada. Tampoco ella me daba explicaciones. 

Sin embargo, un día hacia finales de mes, que me había vuelto a inclinar sobre el mapa y le describía con entusiasmo, por milésima vez, una excursión a la Alhambra, al levantar la cabeza, vi que me miraba con sus ojos grandes, soñadores, abiertos de par en par, una imagen de desesperación. Sin quererlo, dejé de golpe de hablar y me quedé también yo mirándola. Nos quedamos en silencio.

“Al final, quizás no vaya a España”, me dijo después de un rato, como si quisiera por fin explicarme, suplicarme “no sigas, hablas en vano, no hay razón para seguir”. No sabía tampoco yo qué contestar, no había manera de consolarla. Además, no lloraba, no me hablaba sino de los hechos, sólo corroboraba algo que sabía con total seguridad hacía mucho tiempo. Su dolor era más profundo.

Me volví y le dije lo primero que pensé en aquel momento, la verdad.
“Sabe, tampoco yo he ido todavía a España”, le comuniqué. No dijo nada, pero vi en su cara que se había sorprendido, que no me creía. Sin embargo, me pareció que se sobrepuso un poco cuando finalmente le expliqué que todo cuanto le había contado hasta entonces lo había sacado de los libros, que no lo había vivido, sino que junto a ella lo había estado imaginando durante aquellos meses en nuestros habituales viajes. De nuevo expectante, se quedó observándome con sus ojos enormes, “gracias”, dijo al final, “¿por qué darme las gracias?” No teníamos nada más que decirnos, me fui poco después.

No dimos más clases. A la semana siguiente, yendo una tarde a visitarla, encontré pegado en la puerta de fuera el cartel de su funeral. Me quedé parado durante un rato allí en la acera, leyendo una y otra vez su nombre impreso: bajo aquellas letras había ahora dos ojos desconsolados, muchas nubes, huesos y silencio. Miré a lo alto, hacia su casa callada, después a los viandantes que pasaban aprisa, ¿quién podría dar testimonio de esta tierna y, tiempo atrás, tan impetuosa existencia? ¿Cómo podría convencer a alguien de que ella y yo quisimos a su España?
Miraba hacia arriba, eso ayudaba. Cerré los ojos y la muerta estaba en su cama, como vela cándida; el jardín a la luz de la luna y España, tan deseada como siempre, en su mapa. Aunque más lejana ahora...

Dos días después de su funeral, entré en una agencia de viajes y sin pensármelo mucho saqué un billete de avión para Madrid. Y, de verdad, aún no he entendido si tomé esta decisión por un favor a ella, por mantener una promesa que inconscientemente había hecho en su memoria, o porque, en el fondo, tenía miedo de al final no llegar tampoco yo a tiempo.

domingo, octubre 20, 2013

Jornada de formación en el IC de Atenas


 • Fecha de celebración: Sábado, 16 de noviembre
 • Horario:
 - Mañana, de 09.30 a 14.00: Daniel Cassany, Leer y escribir en red
- Tarde, de 16.00 a 21.00: Agustín Garmendia, El léxico como nuevo eje para la enseñanza de E/LE.
 • Lugar: Salón de actos del Instituto Cervantes , Mitropóleos, 23, 105 57 Atenas (Grecia) , Tel.: + 30 210 36 34 117 / 6012 – 6013
 • Plazas limitadas.
 • Inscripción: por estricto orden de llegada hasta el 14 de noviembre en Secretaría, 2º piso.  de lunes a viernes, 10.00-13.00 h y de 16.00 a 18.00,  viernes, de 10.00 a 14.
 • Precio: 35 euros
 • Formas de pago: o Mediante ingreso o transferencia en la cuenta bancaria del Instituto Cervantes: Pireus Bank Nº Cuenta: 5049-06 1092-959 IBAN: GR21 0172 0490 0050 4906 1092 959 o Mediante tarjeta VISA y MasterCard exclusivamente en la secretaría del Instituto Cervantes.
Si se realiza ingreso en el banco, hay que mandar el justificante de pago en persona o escaneado a
 acate@cervantes.es
 • Otros datos: se entregará certificado de asistencia.


• MÁS INFORMACIÓN: Sandra Rivas, tel. 210.3634117, ext. 6010; acate@cervantes.es

jueves, junio 27, 2013

Isabel Jimeno Panés en Cervantes.tv

Isabel Jimeno Panés, actual Jefa de estudios del IC de Budapest -lo fue en Atenas hace ya unos cuantos años- nos habla de la utilización del AVE por personal de ACNUR para aprender español.

martes, junio 18, 2013

El juego dramático en el aula E/LE para niños






Se trata de un taller que se presentó en las Jornadas de ASPE para los profesores de español de Grecia que tuvieron lugar en Atenas en abril de 2013 y en las Jornadas de ASPE para los profesores de español de Chipre realizadas en junio del mismo año. Los talleristas Elena Schiza, Stavroula Vasilopoulou y Emmanouel-Marinos Constantinou , tras varios años de experiencia como profesores e inspirados en los nuevos enfoques comunicativos, propusieron una idea alternativa que tiene carácter eminentemente práctico. El enlace es la propia presentación del taller tanto de la parte teórica como de la parte práctica, en Prezi.


lunes, mayo 06, 2013

V Encuentros Todoele

Ya se ha publicado en Todoele y en la Comunidad Todoele el programa de los próximos V Encuentros Todoele que tanto éxito están teniendo y que son una oportunidad única de seguir formándonos como profesores de ELE.

lunes, abril 15, 2013

¿Es posible aprender a través de Facebook?


Nuestra compañera Jriso Konstantinou ha participado en las XXII Jornadas de ASPE, celebradas los días 13 y 14 de abril de 2013, compartiendo su experiencia docente al crear un grupo en FB para sus alumnos en Chipre y nos ha convencido de que sí es posible!

Podéis ver la presentación a pantalla completa desde el siguiente enlace de "Prezi":

Creando contenidos de input y output con herramientas digitales para la clase de ELE


Mª José Martínez ha creado un interesante "prezi" para su presentación titulada Creando contenidos de input y output con herramientas digitales para la clase de ELE con la que ha participado en las XXII  Jornadas de ASPE,  celebradas los días 13 y 14 de abril de 2013 en Atenas (Grecia).

La incluimos aquí para quienes no pudisteis asistir al taller.
También podéis verla  a pantalla completa en el siguiente enlace:
 http://prezi.com/w9jueikycmrd/creando-contenidos-input-output-ele/


El juego dramático en la enseñanza de ELE para niños

En las recientes XXII Jornadas de ASPE hubo un taller dedicado al juego dramático y su importancia en la enseñanza de ELE para niños. 

Elena Schiza, Emmanouel-Marinos Constantinou y Stavroula Vasilopoulou hicieron una breve introducción teórica y, a continuación y con la participación de 10 voluntarios entre los profesores asistentes, nos hicieron una demostración de los juegos que utilizan en sus clases a niños.

El vídeo es solo una pequeñita muestra del tipo de actividades que llevaron a cabo:
  • De calentamiento: respirar o soplar, caminar de diferentes modos.
  • De lengua: llevar a cabo instrucciones usando la lengua,
  • De garganta: imitar diferentes animales.
  • De voz: seguir a un maestro de orquesta.
  • De lectura: leer de diferentes modos.
  • Mímica: imitar estados de ánimo.
  • Dramatización de textos: como fragmentos de cuentos, etc.

miércoles, abril 10, 2013

Programa de las XXII Jornadas de ASPE

En la página de ASPE se ha presentado ya el programa definitivo de las próximas jornadas:


Os recordamos que en el siguiente enlace encontraréis el formulario de inscripción como asistentes a las XXII Jornadas de ASPE que se van a celebrar los días 13 y 14 de abril de 2013 en la sede del IC de Atenas.

miércoles, marzo 27, 2013

Un curso rápido: cómo hacerlo práctico y eficaz

Hemos recibido el siguiente mensaje y lo compartimos por si fuera de vuestro interés:
Estimados amigos,
Tenemos el gusto de invitaros al taller:

Un curso rápido: cómo hacerlo práctico y eficaz

Uno de los problemas más comunes a la hora de abordar la enseñanza de una lengua es lograr que los alumnos hablen desde el primer día de una forma correcta y eficaz. El profesor suele enfrentarse a situaciones en las que el temor del estudiante, la poca adecuación de los materiales o la falta de ideas dificultan el desarrollo de las destrezas orales.
En este taller reflexionaremos sobre los problemas que impiden la progresión en la producción oral, propondremos algunas actividades para dotar al alumno de las herramientas necesarias para desarrollar esta destreza.
Breve presentación de nuestras novedades y del material digital disponible.
Olga Morales ha trabajado como profesora de Español en el Instituto Cervantes de Roma, la Universidad Luiss de Roma y en otras instituciones italianas, como la Camera dei Diputati y Banca Italia, así como en la escuela Tandem de Madrid. Es coautora de Código ELE 2 de la editorial Edelsa, un manual dirigido a adolescentes
Al final del taller todos los participantes recibirán un certificado de asistencia.
que tendrá lugar, en:
Patras, “Lexis Bookshop” (90 Patreos Str, tel: 2610274831) el viernes 19 de abril 2013, desde 11:00 hasta las 13:00
Salónica, “Ianos Bookshop” (7 Aristotelous str., tel: 2310276447), el sabado 20 de abril 2013, desde 12:00 hasta las 14:00h
Atenas, *oficinas de Varia lecto Omirou, 50), el domingo 21 de abril 2013,
desde 10.00 hasta las 11:30h
desde 12:30 hasta la 14:00h, y
desde 18:00 hasta las 19:30
Ponente: Olga Morales López, asesora didactica de Edelsa
La asistencia es gratuita. Rogamos que os inscribáis enviando un correo electrónico con vuestro nombre, un teléfono de contacto y la ciudad a la cual vais a asistir a info@varialecto.gr o llamándonos al número 210 3234380.
Os agradeceríamos, por último, que reenviáseis este e-mail a todos aquellos que pudieran estar interesados en asistir al taller.
Saludos cordiales y ¡hasta pronto!

varia lecto
50 Omirou st. | 106 72
Athens | Greece
Tel: +30 210 32 34 380
Fax: +30 210 32 34 385
Mob: +30 6985 032 952
www.varialecto.gr

viernes, marzo 15, 2013

Cursos en Poznań-becas Grundtvig

La profesora Weronika Górska-Wolniewicz nos envía información muy interesante sobre unos cursos que se van a celebrar Poznan (Polonia) sobre "Metodología de la enseñanza de ELE a los adultos, a través de la cultura y las TICs" y para los que se han programados tres sesiones en diferentes fechas:

  • 7 – 11 de octubre de 2013 
  • 28 de octubre – 1 de noviembre de 2013 
  • 7 – 11 de abril del 2014
Estos cursos participan de las becas Grundtvig , que hay que solicitar en la agencia nacional (iky en Grecia) antes del  30 de abril de 2013 y están abiertas para todos los profesores de español de nacionalidad no polaca que den clase de español a adultos.

Si estáis interesados lo mejor es que visitéis http://edubawa.pl/?page_id=15 y os pongáis en contacto con Weronika:


viernes, febrero 22, 2013

XXII Jornadas de ASPE

Desde su fundación en 1991, la Asociación de profesores de ELE en Grecia (ASPE) ha venido organizando todos los años unas jornadas de actualización didáctica.

Este año, y en colaboración con el Instituto Cervantes de Atenas, se celebrarán  en la sede de este último los días 13 y 14 de abril e incluyen novedades en su organización:

·          Inauguración/Clausura de las jornadas
·          Ponencias (de 60 minutos de duración)
·          Talleres (de 60 minutos de duración)
·          Prácticas docentes en el aula de ELE (de 30 minutos de duración)
·          Presentaciones de editoriales (de 40 minutos de duración)
·          Mesa Redonda

En la web de ASPE tenéis toda la información sobre las Jornadas, las normas de participación, la solicitud de inscripción como ponente y de inscripción como asistente.

miércoles, febrero 13, 2013

Recursos en línea para la enseñanza de ELE 2012

La Consejería de Educación en Italia, Grecia y Albania publicó en septiembre de 2012 un archivo en PDF, actualizando la selección de recursos que ya realizó en 2009. priorizando " la inclusión de portales institucionales o de recursos multifuncionales:
Compendio que recoge una selección de sitios web relacionados con la enseñanza del ELE. La información se suministra en forma de ficha. Se incluye el nombre principal del sitio web, un subtítulo explicativo, una captura de la pantalla principal del sitio, la descripción global del contenido y una serie de etiquetas que pretenden resumir de manera significativa los contenidos disponibles en el mismo (y que tienen la intención de permitir buscar, en su caso, a través del documento, aquellas que puedan ser de interés para el lector). Por último, en el pie de página se obtiene el enlace directo al sitio web seleccionado. Por último, se pone a disposición de los lectores un enlace directo a una base de datos en línea donde ampliar y mantener actualizados los recursos.

Incluye (cómo no ;-) una ficha de nuestra asociación y el enlace al blog de ASPE.

Podéis ver y descargar el archivo en Recursos en línea para la enseñanza de ELE (2012).

sábado, febrero 09, 2013

Gracias, Grecia!

Un vídeo  de la Asociación de profesores de griego y latín de la región de Murcia que está dando que hablar - y bien- de Grecia en las redes sociales:


Un estupendo vídeo que se enmarca dentro de las iniciativas que con el lema "yo conozco mi herencia" están llevando a cabo profesores españoles en sus centros, reclamando un lugar para las asignaturas de clásicas y humanidades en la LOMCE. Así, el pasado 12 del 12 de 2012 se llevó a cabo en multitud de centros una lectura de textos clásicos que tuvo gran resonancia en Internet.

Aquí  os dejo también el vídeo del profesor Fernando Blaya para promocionar el movimiento:

viernes, enero 25, 2013

Competencias clave del profesorado

Gracias a una entrada en el blog del PASPIF  -donde incluyen a su vez las reseñas publicadas en la bibliografía de referencia de la sección de recursos de cervantes.es- he podido leer el documento Competencias claves del profesorado de lenguas segundas y extranjeras que "describe las ocho competencias clave que tienen o se espera que desarrollen los profesores del Instituto Cervantes a lo largo de su trayectoria profesional" y que, naturalmente, son de desear en cualquier profesor de L2.

El documento está bien para reflexionar sobre nuestra actividad docente. Estas son las competencias claves que se mencionan:


a) Organizar situaciones de aprendizaje.
b) Evaluar el aprendizaje y la actuación del alumno.
c) Implicar a los alumnos en el control  de  su propio aprendizaje.
d) Facilitar la comunicación intercultural.
e) Desarrollarse profesionalmente como profesor de la institución.
f) Gestionar sentimientos y emociones en el desempeño de su trabajo.
g) Participar activamente en la institución.
h) Servirse de las TIC para el desempeño de su trabajo.

Personalmente, me ha llamado la atención el último punto, que comprende estas cuatro competencias específicas:


  • Implicarse en el desarrollo de la propia competencia digital.
  • Desenvolverse en entornos digitales y con aplicaciones informáticas disponibles. 
  • Aprovechar el potencial didáctico de las TIC.
  • Promover que el alumno se sirva de las TIC para su aprendizaje.



Ya era hora!!!